sábado, 6 de diciembre de 2014

¡No Molestar!



Muchos no entienden, cuando se llega a ese punto de la vida en que comprendes que no tienes que hacer nada por obligación, o por agradar a otros, o por hacer lo que se supone que debes hacer para complacer a otros o para no lastimarlos, porque son familia o amigos, o porque te toleran y debes tolerarlos, aunque te hieran o hagan daño. No pierdo más tiempo.

Porque el deseo que importa es el propio, la felicidad que me preocupa es la mía, y no hace falta regalar una sonrisa obligada o fingir una amistad que te hace daño, o tolerar a alguien que te traiciona o te hiere. Las cosas desagradables pasan porque necesitamos la experiencia, pero no tengo que ir a reuniones laborales o familiares en las que se finge amor y placer por la compañía cuando prefiero quedarme leyendo un libro en casa. 

No necesito hacer algo que no quiero, porque ya no me preocupan las etiquetas que ha preparado el sistema incluso para quienes no quieren agruparse por creencias (como la de felicidad en grupo, sociable, divertido), siempre habrá una etiqueta esperándonos, egoísta, rebelde, inmaduro, ermitaño; y realmente la única que me interesa es la de "¡NO MOLESTAR!"

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