La diferencia entre responder y reaccionar viene dada por el lugar al cual permitimos que nos llegue el mensaje. Reaccionar es como tomar la raqueta y pegarle a la pelota rodeada de fuego que te lanzaron desde el otro lado de la cancha, sin pensarlo mucho, por instinto, alejar la pelota con fuego, "que le haga daño al otro". En la misma situación, responder sería, tomar la pelota con guantes de acero, sumergirla en agua para apagar el fuego, y devolverla rodando por el piso.
¿Dónde quiero llegar? La pelota fue lanzada por un dragón, lo que llego a ti fue encendido por su fuego interior, proyecta en ti lo que lleva por dentro, es su instinto si, pero para cambiar una situación debemos romper patrones... el patrón habría sido, golpear la pelota con fuego devolviéndola al otro lado de la cancha.
Cuando nos tomamos un momento para pensar en la agresión verbal, psicológica o física que nos hacen, nos permitimos interiorizarlo, entender que no es personal, que lo que vino del otro es una proyección propia, somos su espejo. Cuando reaccionamos nos drenamos, nos presionamos por una respuesta rápida y además, nos impacientamos por tener la razón. ¿Resultado de esto? Frustración, ansiedad, enojo y hasta ira.
Cuando nos tomamos unos segundos para preguntarnos ¿De donde viene esto?, nos damos la oportunidad de una nueva perspectiva, que te ayuda tanto a ti como al otro. El cambio comienza por nosotros mismos... Reaccionar no es saludable, responder es aleccionador.
"Con la paciencia y la tranquilidad se logra todo... y algo más." Benjamín Franklin.
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