lunes, 22 de junio de 2015

"Cuentos del Sufismo"

“Cuento De Las Arenas” de “Cuentos del Sufismo” por Guido Tavani.

“Un caudaloso río comenzó a correr desde sus orígenes en las lejanas montañas y tal era su ímpetu que lograba sortear en su curso toda suerte de obstáculos, sinuosos caminos, elevaciones, vados, hasta que finalmente se topó con las quemantes arenas del desierto. Y seguro de poder atravesar ahora el último obstáculo que se le alzaba, vacilo un instante antes de arrojar sus aguas pues, advirtió inmediatamente que si lo hacía, su impetuoso curso se secaría tan pronto como se posara sobre aquellas sedientas arenas. Así, fiel a su naturaleza, aun sabiendo que estaba destinado a cruzarlas, luego de haber estimado los riesgos, el rio advirtió que no había forma de hacerlo sin desaparecer para siempre. Y mientras éste meditaba profundamente, una voz que provino del fondo mismo del desierto le dijo:
-¡El viento atraviesa el desierto, y así puede hacerlo el río!
A lo cual responde:
-No lo creo. El viento es capaz de volar y por ello puede surcar el desierto. Yo, en cambio, puedo correr solo en lo bajo, y si me arrojo, mi curso quedará sepultado para siempre en la arena. -Si pretendes arrojarte con violencia no lograrás cruzarlo, -dijo la voz del desierto.- Te convertirás en un pantano o sencillamente desparecerás. Debes permitir que el viento te conduzca a tu destino final.
- En ese caso, será el viento quien me absorba, -dijo el río. – Así mi materia y mi alma desaparecerán, y una vez perdida, ¿Cómo podré recuperarla?
 - El viento hará primero que la pierdas y que luego la recuperes, y así elevando tus vapores por sobre las ardientes arenas, te transportara a través del desierto y cayendo luego como lluvia recuperarás tu materia aunque nunca volverás a ser el río que eras.
- ¿Cómo puedo saber que es verdad lo que dices?
- Está escrito en la ley de las cosas. Y si acaso no lo crees y te obstinas en quedarte allí, degradarás tu condición hasta convertirte en un pequeño pantano y aún así te tomaría muchos años. Y un pantano no puede compararse a la majestuosidad de un río.
- Dime, sabia arena, ¿por qué no puedo regresar a ser el mismo río que ahora soy?
- No es posible que permanezcas siendo el mismo río, -respondió la voz. – Tu materia esencial será transportada por el viento y así se engendrará de ti un nuevo río, tal como ocurrió en tus orígenes, cuando fuiste un delgado hilo de agua, y luego un arroyo, y luego un lago, solo que lo has olvidado y ya no sabes que parte tuya es la esencial.
Cuando termino de oír esto, el río permaneció en silencio, y luego, se replegó sobre sí mismo en toda la extensión de su caudaloso curso para entregarse a profundos pensamientos, medito, debatió, agito su memoria, y recordó su origen. Así, evoco cada uno de los estados que había sido: el hilo de agua, luego el manantial, luego el arroyo, luego la laguna, el lago y finalmente el ancho río en el que se había transformado. Recordó cuando el viento lo asistió en su débil nacimiento, también cuando el sol derretía las nieves de las cumbres y asomados ya sus endebles brazos y dedos comenzaba aquel a deslizarse por las escarpadas laderas ayudado a veces por el viento.
Así, el río, luego de aquella meditación, elevó sus vapores y se los ofreció sin resistencia como se ofrece un amante, a los acogedores brazos del viento quien, como entonces lo acunó en su regazo y lo condujo hacia lo alto y a lo lejos dejándolo caer sobre la cumbre de una elevada montaña situada a miles de kilómetros de allí. De ese modo, el río recuperó su origen y se dijo a sí mismo:
“Ahora conozco la materia de la que estoy hecho”. Viento brisas, agua, sol, vapor, montaña, todo está mezclado en mi lecho.
Cuando el impetuoso río, aún inexperto, se detuvo frente a las ardientes arenas, temió perder su sustancia hasta que la sabia voz del desierto lo instó a recuperar la memoria de todos sus estados anteriores.
Las arenas que estuvieron allí desde siempre han visto cientos de pequeños ríos evaporarse sobre sus vastas extensiones y recuperarse luego bajo la forma de lagos, arroyos o fusionarse con el mar. Y así acumularon la sabiduría que luego le comunicaron al inexperto e impetuoso río pues, las arenas siempre yacieron entre las aguas y las montañas.

Por eso se dice siempre que el camino por el cual el Río de la Vida debe continuar su travesía sin detenerse, está escrito desde siempre en las arenas.”

sábado, 13 de junio de 2015

La publicidad de FIAT: "¿Cuánto falta?"

¡La publicidad de FIAT que me marco!

"¿Cuanto falta para...? Quizá lo único que falta es, dejar de preguntarnos cuanto falta y disfrutar del viaje."

¿Más simple? Vivir aquí y ahora, disfrutar del viaje, del camino, el destino es cada segundo, la meta es cada instante vivido y aprendido, la vida, la felicidad, la llegada es aquí y ahora, cuanto falta para que dejemos de esperar ser esto o aquello y estar presentes, porque ya somos quienes debemos ser, solo falta darnos cuenta, solo falta dejar de preguntarnos "¿Cuánto falta?".

Comercial FIAT: https://www.youtube.com/watch?v=wuIbsjaaHJs

domingo, 7 de junio de 2015

Deseo Vs Necesidad


El deseo nace en el alma, de nuestra luz, es luz, la necesidad nace en el ego, de nuestra oscuridad, de nuestros vacios, de nuestros huecos. La satisfacción emocional proporcionada por las necesidades satisfechas es momentánea y pasajera porque el ego siempre necesitará algo, una vez que obtenga una cosa enseguida va a querer otra, por otro lado, el deseo nace de nuestra expresión, de la creatividad, de la capacidad de crear, de satisfacernos y satisfacer a otros, es satisfacción permanente, satisfacer un deseo satisface al alma, nos nutre y por tanto nutre a otros, crea. Para saber la diferencia entre el deseo y la necesidad cuando sientas querer algo pregúntate ¿Para qué? La emoción que experimentes en la respuesta te dirá si es deseo o necesidad.