Las siete princesas de Disney Cenicienta, La Bella, La Bella Durmiente, Blanca nieves, La Sirenita, Mulán y Rapunzel, representan los siete rayos de luz divina o los siete chakras.
Comienzo con el post de La Sirenita porque es mi favorita. Hija de Tritón (Neptuno dios de las aguas), cabello rojo y cola verde, colores de Marte y Venus, dioses de la guerra y el amor (también colores del cuarto chakra), encuentra el amor fuera del agua (su mundo) para lo que aaparentemente debe cambiar, pero se trata de evolucionar.
Como en toda historia de amor hay que sortear obstáculos y es acá donde, aparece Úrsula. Estando atentos, encontraremos que los villanos no son más que la antítesis del héroe o protagonista, es decir, su gemelo malvado, su espejo con valores corrompidos, su Doppelgänger, sus egos.
¿Qué nos juega en contra ante la felicidad? Nosotros mismos. La Sirenita sacrifica su voz (lo que pienso y digo) para poder salir del agua y avanzar (tener piernas) hasta el amor. Craso error pequeña, al final luchando contra su ego (Úrsula) y creencias de que no podía tener todo a la vez, (decir lo que pienso, ser transparente y avanzar) descubre con la ayuda de otros personajes (fe, sinceridad, amor, entrega) que por supuesto que es posible avanzar hacia el objetivo primero, el amor incondicional hacia sí mismo y otros, sin fingir ser alguien más.